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Boletín Sobre Eficiencia Energética en el Transporte Carretero

SV-38, noviembre 13 de 2018

Eficiencia Energética y Cambio Climático



 En principio parece que la opinión mayoritaria a nivel mundial, tanto de científicos, especialistas, funcionarios estatales y de organizaciones no gubernamentales, como también de ciudadanos comunes, es que la temperatura promedio del planeta está aumentando producto de la actividad humana, y que dicho aumento está perturbando el clima global del planeta.

Independientemente de la problemática del denominado cambio climático o del calentamiento global atribuible a la emisión gases de “efecto invernadero”, tal el caso del metano o el dióxido de carbono, es muy razonable y deseable en el caso de este último, que se realicen todos los esfuerzos posible para mejorar la eficiencia energética en todos los sectores de la demanda. 

Al mejorar la eficiencia energética se reducen emisiones de CO2, al sustituir combustibles derivados de petróleo por fuentes de energía renovables (solar, eólica, hidráulica) se evitan emisiones de CO2.

Como no sólo es el CO2 lo que se emite en la combustión de hidrocarburos, sino también otros gases como CO y óxidos de nitrógeno, y también partículas de carbono entre otros compuestos, es muy importante la mejora en la eficiencia energética global y más aún en los conglomerados urbanos, donde la calidad de aire que debe respirar la población se deteriora en forma sustancial debido a estas emisiones. 

Cuando las empresas, mediante distintas acciones, mejoran su eficiencia energética, mejoran también su rentabilidad. Consumir menos energía para fabricar un producto o para realizar un servicio, implica necesariamente reducir costos operativos.

Una empresa del transporte carretero de cargas cuya flota es antigua o no demasiada actualizada y/o adaptada, gastaría más gasoil para una misma actividad que si todos sus vehículos fueran reemplazados por sus equivalentes de última generación y adaptados a la actividad que desarrolla. 

Esto no siempre es factible porque se requiere una inversión importante, pero existen otras opciones en el campo de la gestión que resultan atractivas.

Es un hecho y puede probarse que el estilo conductivo promedio en general está bastante alejado del estilo de la “conducción eficiente”, habida cuenta que la inmensa mayoría de los conductores de vehículos de transporte son autodidactas y la experiencia mundial demuestra que el mencionado estilo se aprende con una formación profesional específica.

La experiencia no sólo local sino europea, muestra que el cambio de estilo conductivo reduce el consumo promedio de combustible en un 15%.  La formación de conductores en el estilo de la Conducción Eficiente es una actividad de bajo costo que rápidamente se recupera.

El cambio de estilo conductivo de miles de conductores de vehículos de carga y de pasajeros significaría importantes aportes en la reducción de emisiones contaminantes y por diversos efectos colaterales una importante mejora en la rentabilidad de las empresas involucradas.

Los ahorros de gasoil que pueden lograse son saldos exportables y divisas que se ganan, o según el caso, volúmenes que dejan de importarse y divisas que se ahorran.




La formación de sus conductores en el estilo de la Conducción Eficiente no es un gasto, es una inversión que se recupera muy rápidamente.  Consúltenos


Sólo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan . . . No formarlos y que se queden.  (Henry Ford)


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